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Los Estados Unidos lanzaron este jueves sobre Afganistán la mayor bomba no nuclear que poseen. Se trata de un explosivo que desarrollaron durante la invasión a Irak pero que no habían utilizado hasta ahora, según el Pentágono. Donald Trump transmitió un mensaje dual durante su campaña electoral: la promesa de limitar los conflictos externos y de resolver los problemas industriales propios. A poco de cumplirse los 100 primeros días de su presidencia, el mandatario republicano se está adecuando a las exigencias del suprapoder.
La bomba, una GBU-43, fue lanzada sobre una red de túneles del ISIS-K (las siglas que se refieren a la facción afgana del Estado “Islámico”) en el distrito de Achin, provincia de Nangarhar, según las referencias oficiales. El proyectil, de 10 toneladas de peso, se llama técnicamente Explosivo Aéreo de Ordenanza Masiva, cuyas siglas en inglés, MOAB, equivalen a las del apelativo Madre de Todas las Bombas en el mismo idioma, y de ahí el macabro apodo.
Fue primicia de La Señal Medios en la Argentina. A los pocos minutos de confirmar la operación, el departamento de Defensa difundió una fotografía del artefacto, un proyectil color naranja de enormes dimensiones. “El ataque fue diseñado para minimizar el riesgo de las fuerzas americanas y afganas que llevan a cabo operaciones de limpieza en la zona mientras que maximiza la destrucción de instalaciones y combatientes del ISIS”, explicó el Pentágono.
Durante su campaña, Trump indicó que su presidencia daría un giro proteccionista en comercio y aislacionista en política exterior, poniendo, como repitió hasta la saciedad, los intereses de América en primer lugar. Desde su asunción, los representantes del poder financiero y armamentístico del Norte dejaron en claro que la función básica del gobierno debería ser el quiebre de los vínculos crecientes entre Rusia y China, entre otras naciones emergentes.
Para el año 2025 se prevé la equiparación del poderío de los arsenales nucleares de las tres potencias. Por eso, hace tiempo que el poder concentrado norteamericano sugiere apretar el acelerador bélico para resolver ahora problemas que no podrá zanjar más adelante. Esto ha tenido rápida plasmación. El mandatario ha impulsado el mayor rearme de EE UU en una década, con una subida del presupuesto militar de más de 50.000 millones de dólares.
A falta de la ansiada reactivación interna, no economizó palabras gruesas a la hora de hablar de la presunta lucha contra el terrorismo. “El ISIS está ganando grandes cantidades de dinero por el petróleo que se llevan, tiene algo en Siria y algo en Irak, los voy a machacar a bombas”, enfatizó a los pocos días de ganar las elecciones.
El Pentágono señaló que se habían tomado «todas las precauciones» para evitar las víctimas civiles en esta acción militar sin precedentes, aunque no hay aún datos sobre el resultado del lanzamiento de esta bomba. El jueves había informado que 18 milicianos kurdos murieron “por error” en un ataque aéreo lanzado por las fuerzas de la coalición en Siria, el tercer “fallo” de este tipo en un mes.
Justamente este jueves los medios rebotaron con intensidad aseveraciones del Papa Francisco al respecto, formuladas horas atrás. «El mundo debe detener a los hombres de guerra. Porque los inocentes siempre son los que pagan el precio», dijo el Papa argentino en una entrevista publicada este 13 de abril en el diario italiano La Repubblica de Italia.
En todos los casos, la reacción de Rusia y de China ante las agresiones norteamericanas ha resultado prudente. Es de prever, ya que el tiempo parece estar de su parte, que sigan en ese tono.
GF / Agencias / LSM
